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miércoles, 26 de febrero de 2014

Cándido Ochoa y su Comité de Protección a Periodistas

Juan Antonio González

A tan solo unas horas de la instalación del Comité Estatal de Proteccióna Periodistas enfrenta ya las primeras quejas, pero en contra de su creación. La creación de se Comité es resultado de la entrada en vigor de la Ley deProtección al Ejercicio del Periodismo en el Estado

Esa Ley, define en uno de sus capítulos la forma en como se habría de integrar ese Comité y al tratarse de un órgano colegiado que debería atender lo relacionado a las agresiones a los periodistas, la inclusión de representantes del gobierno era una necesidad.

Es decir, incluir al secretario General de Gobierno, al Procurador General de Justicia, al Secretario de Seguridad es una obviedad, puesto que conocen de las denuncias que en su momento presenten periodistas agraviados o amenazados por la labor que desempeñan.

Sumar al presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos es al mismo tiempo una necesidad dado que esa institución conoce de quejas en contra de uno de los derechos fundamentales que es el de la libertar de expresión y de prensa.

Igual, al haber integrado a representantes de los periodistas es una obligación pues éstos son el objeto que protege la ley y son quienes eventualmente enfrentan los riesgos por ejercer su oficio.

Por alguna razón, fue incluido el director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. El otro asiento lo ocupa un empresario de la radiodifusión, que se entendería, es representante de los empresarios de medios de comunicación.

El sentir de organizaciones que agrupan a periodistas de la capital y del interior del estado, así como de reporteros de diversas fuentes, es que no se les tomó en cuenta, nadie les pidió una opinión ni su parecer para definir a quiénes serían sus representantes al interior de ese Comité.

La queja de los periodistas respecto de cómo se integró el Comité se conoce hoy gracias a distintas noticias publicadas en la prensa, como es el caso de La Jornada San Luis y Código San Luis.

Los periodistas se duelen de que la Secretaría General de Gobierno y el ejecutivo estatal, no hayan consultado a nadie para definir a quienes fueron seleccionados como sus representantes en el Comité. A saber, Jaime Hernández de Editora Mival y Roberto Gutiérrez de El Sol de San Luis.

Reporteros entrevistados porSamuel Estrada para La Jornada San Luis, critican fundamentalmente que se haya designado a esos integrantes sin que se les haya tomado en cuenta, que se haya seleccionado a personas que no “reportean en la calle”, y sobre todo, que “no hayamos sido consultados”.

A esa postura se sumaron el Colegio de Periodistas y Comunicadores de San Luis, Reporteros Unidos de Rioverde y el Colegio de Periodistas y Comunicadores del Altiplano.

De lo anterior baste recordar que si el Congreso del Estado, antes de legislar en materia de protección al periodismo no consultó a los periodistas, mucho menos lo haría ele ejecutivo para conformar un Comité en el que el control lo tienen las propias autoridades.

Por el momento se desconoce el método de selección utilizado por el secretario General de Gobierno para seleccionar a los representantes de los periodistas y de los empresarios de medios, lo cual representa una falla garrafal de forma y fondo.

No es posible que el gobierno sume error tras error, pues hay que recordar que el Comité se crea seis meses después de lo ordenado por la ley, que se instala sin reglamento interno y que la ceremonia de protocolo de instalación fue en sesión privada.

Da la impresión que el secretario General de Gobierno y presidente del Comité, cree que éste será como una entidad o dependencia de su Secretaría, lo cual de acuerdo con la Ley no debería ser, pero que en los hechos, es algo en lo que no resultaría descabellado pensar.

Aun con las muestras de inconformidad manifiestas de algunos periodistas y organizaciones, lo deseable es que el Comité trabaje y haga lo que tiene que hacer que agresiones y amenazas las ha habido según obra en denuncias ante el Ministerio Público.

Para no ir más lejos, está la agresión que el pasado lunes en Ciudad Valles sufrieron reporteros de la Huasteca a manos de personal de seguridad del gobernador.

Asuntos a investigar ahí están, esperemos a ver si el Comité los atiende, empezando por el caso de los guaruras del gobernador.

martes, 18 de febrero de 2014

Se apaga el corazoncito electoral del alcalde

Por Juan Antonio González

Es muy probable que en estos momentos el “corazoncito” del alcalde Mario García se encuentre sometido a la presión de quien tras fumarse un cigarrillo, se arranca en una carrera de cien metros planos.
Ese “corazoncito” que hasta hace poco latía al ritmo de un acompasado anhelo por convertirse en candidato a gobernador, debe estar ahora un tanto oprimido por las últimas noticias.
El ex rector universitario andaba de plácemes porque el lunes en la ciudad de México se había tomado una fotografía, algo difusa por cierto, con el líder nacional del PRI, Cesar Camacho.
Mientras el presunto alcalde ciudadano andaba en el Distrito Federal en un evento partidista, en la capital, estallaba una bomba informativa en la que se dio cuenta de que el ayuntamiento tiene ni más ni menos que 80 mil 196 deudores del impuesto predial.
ProyectoTábano colocó en su portal el archivo completo de esa extensísima lista de morosos del impuesto municipal, cuyo monto asciende a mil 663 millones 88 mil 47 pesos.
El dato debió caerle como agua helada a ese “corazoncito” que andaba de gira partidista en busca de una foto para que vean que cuenta con el apoyo que se necesite para ser candidato.
La información abrumadora por necesidad, deja ver que el presidente municipal simplemente ha dejado de lado su obligación legal de velar por los intereses del ayuntamiento, de la sociedad y de la ciudad en su conjunto.
Los impuestos, bien se sabe, se crean para que la autoridad se allegue recursos que luego le devolvería a los ciudadanos con obras, programas o acciones de beneficio colectivo.
Los ingresos que provienen de los impuestos son necesarios para la autoridad, especialmente para la municipal que siempre se encuentra en situaciones precarias, de modo tal, que sería lógico que la autoridad cobre los tributos y que haga énfasis en quienes gustan de no pagar.
Sin embargo, al ex rector universitario no le ha ocupado ni preocupado cumplir con esa obligación y dado que el ayuntamiento no cobra, el contribuyente hace como que no debe nada y se mantiene omiso en sus obligaciones para con el municipio en algo gran elemental como el pago del predial.
Como bien se recuerda, desde su llegada a la presidencia municipal, Mario García se ha quejado amargamente de que recibió un gobierno endeudado, sin margen de maniobra y sin recursos para prácticamente nada, lo que le ha llevado a reestructurar adeudos y contraer otros.
Esto es por demás inexplicable, si como ahora se sabe, tiene cuentas por cobrar por más de mil 600 millones de pesos.
Si no ejerce su derecho para cobrar esos recursos, es porque en la lista de morosos hay personas a las que no se puede tocar, instituciones públicas a las que no conviene molestar, o bien, que hay intereses oscuros que impiden llegar a pensar siquiera en la cobranza.
El tema resulta patético y refleja a un presidente municipal comprometido con grupos de poder a quienes pudiera ser, les ofreció no tocar el asunto durante su administración, lo cual, es francamente bochornoso e inaceptable.
Empresas, instituciones públicas de gobierno, líderes sociales, funcionarios públicos y particulares de todos los niveles socioeconómicos están en esa lista de quienes tienen la firme convicción de no pagar habida cuenta de la firme convicción del alcalde de no cobrarles.
Si ya existía una especie de desencanto y de enorme decepción por la actuación del alcalde, con lo que se ha ventilado por parte de Proyecto Tábano y que han retomado todos los medios de comunicación, tal desencanto respecto del ayuntamiento seguramente se hará mayor.

Eso, por decirlo claro, va directo al “corazoncito” del alcalde García, quien debería ocuparse más del presente que del futuro. Quizá eso del 2015 para él ya debiera ser un caso cerrado, el tema del predial es como un ataque al corazón.

miércoles, 12 de febrero de 2014

La Auditoria Superior del Estado en manos de Cándido Ochoa

Por Juan Antonio González

El proceso de renovación en la titularidad de la Auditoría Superior del Estado suponía como el peor de los mundos posibles la reelección del auditor Héctor Vicente Mayorga Delgado. En esa tónica, se entendería que cualquiera de los aspirantes electos que no fuera Mayorga sería entonces una buena elección.

Es decir, la premisa de todos contra Mayorga sin importar quien lo supla, en el buen sentido, equivale a caer en el mismo círculo vicioso que al final llevó a elegir a José de Jesús Martínez Loredo, que confesó, tiene amigos en el gobierno, entre ellos al principal, al secretario General de Gobierno, Cándido Ochoa Rojas.

Si se hace memoria de lo ocurrido durante los últimos días previos a la designación de Martínez Loredo, se recordará que todo el debate se centró en si era conveniente o no que Mayorga fuera reelecto, pero se dejo de lado el perfil y la historia del resto de los aspirantes.

Fue hasta unas horas antes de que el Congreso del Estado votara para que a través de los medios se difundiera información respecto del no tan claro pasado y presente de quien a la postre sería electo auditor superior del estado.

Se reveló que en 2003, el entonces Tesorero del Estado, era quien firmaba los cheques para pagar por servicios profesionales externos brindados al gobierno de Fernando Silva Nieto, por el abogado Cándido Ochoa Roja, actual secretario General de Gobierno y quien impulsó la candidatura de Martínez Loredo a la Auditoría Superior del Estado.

Se divulgó además que en 2012, el Contador Martínez trabajó para el gobierno y que lo contrato la Contraloría del Estado para que limpiara de impurezas el ejercicio fiscal de ese año de la empresa paraestatal Invernaderos de Santa Rita.

Martínez fue el Tesorero en el gobierno de Silva Nieto, tan de triste memoria que el día en que entregó el gobierno a Marcelo de los Santos, debió salir por la puerta trasera del teatro de La Paz donde se realizó la ceremonia oficial de cambio de poderes.

El priísta dejó la administración endeudada y con un conflicto financiero de grandes dimensiones como lo fue el de los Invernaderos. Martínez Loredo y el entonces secretario de Finazas, Olegario Galarza eran los que llevaban el asunto financiero de ese proyecto.

Como desde entonces Martínez Loredo conocía parte de las tripas de ese proyecto, en 2012 le encargaron que auditara a la empresa de tomates y lo hizo por la nada despreciable cantidad de un millón 250 mil pesos.

No sería descabellado pensar que esa chamba le llegó gracias a su amistad con el secretario Cándido Ochoa.

Horas antes de que fuera electo Martínez Loredo, a la prensa se le filtraron datos de que en la casa del diputado del PRI, Fernando Pérez Espinosa se realizó una encerrona de legisladores afines al gobernador para recibir línea directa de Ochoa Rojas de que el ungido debería ser Martínez Loredo.

Lo que se filtró ocurrió tal y como se había anticipado. Eficiente resultó Ochoa Rojas y logró que el gobierno tenga desde ya un auditor a modo.

Por eso, llama a la incredulidad el sentido de las primeras declaraciones que el auditor superior hizo a la prensa.

Recurrió a frases hechas que parecen de fondo pero que en realidad no lo tienen, como esa de que se trabajará e investigará a quien sea, caiga quien caiga, que no le temblará la mano y cosas de esas que no pasan de ser parte de titulares de prensa que luego caen en el olvido.

Se presentó como un tipo más limpio que la conciencia de un infante y se autodefinió como un hombre con independencia mental y de criterio, que no tiene compromisos con nadie, ni con funcionarios del gobierno ni con políticos.

Esas palabras se le han escuchado a más de un nuevo servidor público electo por los diputados y son palabras que suelen escucharse a muchos servidores públicos, solo que esas palabras nunca acaban por concretarse en hechos.
Por supuesto, rechazó haber contado con el apoyo de Cándido Ochoa aunque no negó su amistad con el secretario General.


En la Auditoría Superior del Estado le esperan asuntos que involucran a funcionarios públicos de distintos niveles así como de actuales y anteriores administraciones. Ya se verá entonces si es cierto eso de que no importa caiga quien caiga.

lunes, 3 de febrero de 2014

¿Y si pintamos en rosa al Palacio Municipal?

Por Juan Antonio González

Podría ser un hecho menor, una nimiedad, quizá podría ser una ocurrencia nacida del ocio o la expresión frívola de algún burócrata con iniciativa. Podría ser un alarde de ignorancia o un desplante desfachatado de alguien absolutamente desenchufado de la realidad. La transformación del Escudo de Armas de la ciudad como emblema institucional del ayuntamiento capitalino podría ser todo, pero menos una buena idea.

Hay que tener dos dedos de frente para entender que el Escudo de Armas es un símbolo de identidad de los capitalinos y que representa el origen de la ciudad. Atentar contra ello, es como mentarle la madre a la ciudad y a sus habitantes.

Ponerse a jugar con ese Símbolo es un despropósito que no encuentra explicación sino a partir de que lo hace un gobierno que al parecer no tiene nada que hacer. El ocio, o sea, la güeva, puede llevar a cometer soberanas estupideces.

La actual administración municipal se ha venido empeñando en demostrar su corta visión acerca de lo que se llama gobernar y lo ha logrado con tal acierto que ya no se ve la hora en que el trienio llegue a su término.

Lo insulso e inútil es su materia, de eso esta formado el gobierno municipal, sino baste recordar que hace unos meses, la Dirección de Parques y Jardines se dio a la tarea de podar árboles para transformar los  verdes ramajes en caritas sonrientes, en un absurdo mensaje de que los ciudadanos viven muy contentos que hasta los árboles se contagian de esa felicidad.

Ideas tan bobaliconas e inútiles, debieron dar vida a la brillantísima idea de destrozar el Escudo de Armas de la Ciudad para dividirla en segmentos verde, gris y rojo. Tres franjas separan al Escudo que tiene la leyenda de que San Luis Potosí se transforma contigo.

Las siglas de San Luis Potosí superpuestas sobre el Escudo de Armas en una expresión cursi de la imagen de un gobierno que poco o nada ha tenido que ofrecer a los ciudadanos.

Habrase pensado en las huestes del edil García que año nuevo imagen nueva y ya está, a seguir manteniendo el ritmo de su corazoncito para el 2015. Hay que dar la impresión de frescura, de audacia, de modernidad.

En efecto, el alcalde debió pensar: no, pues sí, se ve bonito, es atractivo, llama la atención, esto es arte. Así es mi gobierno, transformador, creativo. Adelante, al diablo con el Escudo de Armas.

Como si todo fuera imagen institucional, como si eso fuera suficiente para hacer ver a los capitalinos que se está en manos de un gobierno eficiente, emprendedor y visionario que tiene todo resuelto.

Se equivoca el alcalde: el ciudadano estima a los gobernantes honestos y probos, trabajadores, esforzados y desdeña a los ocurrentes e ignorantes supinos de la historia de la comunidad.

Si se ha atrevido a manosear el Escudo de Armas, poco faltará para que pinte de rosa el palacio municipal.

Pero bueno, eso no es lo peor que puede pasar. La capital del estado es la ciudad más insegura de todo el estado, donde ha habido más ejecuciones, es la ciudad con calles y avenidas más destrozadas, es la ciudad con mayor número de pobres en su zona urbana, es la ciudad más endeudada de la entidad, una ciudad en penumbra con un dentro histórico que, como recién ha dicho Horacio Sánchez Unzueta, está hecho un desastre.

Si en vez de ocuparse de destrozar el Escudo de Armas, el alcalde se ocupara de gobernar y cumplir con sus obligaciones, tal vez la ciudad sería otra y no la que tenemos, tan estancada y tan olvidada como siempre.


Con todo y la parchada imagen del Escudo de Armas, lo único que sigue presente y calando hondo, es la mediocridad del gobierno. La mediocridad de su administración no se puede maquillar por un simple cambio de imagen institucional, como luego de sice por ahí, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.