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sábado, 5 de julio de 2014

Transparencia asfixiada por la demagogia de sus demagogos

Por Juan Antonio González

Hay declaraciones que provocan una conmoción ribeteada de ternura que también puede transformarse en cinismo para luego llevar hasta la hilaridad porque llevan una carga de demagogia insospechada, sin límites.

Para no ir tan lejos, Miguel Herrera, director técnico de la selección mexicana de fútbol dijo que México ganaría el Mundial de Brasil y que regresaría a México con la copa del mundo en sus manos. Hasta el presidente Enrique Peña Nieto lo secundó.

No se sabe si el Piojo lo dijo en un momento de espontánea locura o si lo dijo estando en todos sus cabales, pero lo dijo y lo repitió cuantas veces quiso. Pero no eso no va más allá del anecdotario, solo es fútbol.

Se acabó para México el Mundial, la selección no llegó a la final porque fue eliminado en cuartos y eso no ha importado, pues cuando hay demagogia se puede justificar todo. Así, el Piojo ha dicho que en efecto, que no se cumplió el objetivo que era llegar a la final, pero que los chavos se mataron en cancha, que dejaron todo, que se portaron como unos valientes, que jugaron asombrosamente y total, que estaba ciento diez por ciento orgulloso de ellos.

Esa conducta demagógica para esconder el fracaso e incumplimiento de promesas es la misma que repiten políticos y servidores públicos en todos los niveles, pero para mayor vergüenza los que más deberían estar comprometidos con la verdad.

Hace apenas unos días, el Congreso del Estado designó a Claudia Ávalos Cedillo como comisionada de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública, en cuyo caso, Juan Pablo Escobar, presidente de la Comisión de Transparencia del poder legislativo juró y perjuró que el proceso sería impecablemente inmaculado, que se elegiría al de mejor perfil y que sería una elección clara y transparente.

Todo resultó ser demagogia y el voto de los diputados fue alineado por el mandato gubernamental en favor de la ahora integrante de la CEGAIP, quien de transparencia al parecer solo sabe que un comisionado gana como unos setenta mil pesos mensuales o algo así.

Sin que nadie se lo pidiera, Miguel Martínez Castro, funcionario de la Secretaría General de Gobierno se dirigió unos reporteros para decirles que si alguien suponía una intervención del gobierno en la elección de un comisionado de la CEGAIP, no sería más que una mentira, una especulación sin sentido; pero que por cierto, la elección de Ávalos Cedillo había sido muy acertada y que por cierto, el gobierno respetaba esa decisión de los diputados, únicos responsables de votar.

Aprovechó para expresar además que aunque fue una decisión del Congreso, la designación de Yolanda Camacho Zapata como presidenta de la CEGAIP era igualmente muy acertada.

Y luego, Camacho y Ávalos se presentaron ante el personal de la Comisión para asegurar lo que puede asegurar cualquier político en cualquier momento y ocasión: “mantendremos una política de puertas abiertas”, “hay mucho por hacer, hay mucho por mejorar el trabajo de la CEGAIP”, “vamos a mejorar”, “reconocemos la preparación y empeño del personal” y bla-bla-bla.

Y de nuevo el buen diputado Escobar: “Los tres (es decir Camacho, Ávalos y Mendoza) traen muy buenas ideas, muy buenas propuestas para ir mejorando el trabajo que ha venido haciendo la CEGAIP”.

“Yo lo he dicho que yo creo que la CEGAIP ha hecho un trabajo bueno…se tiene que  recuperar el prestigio que ha tenido en años anteriores (¿en serio?)…yo veo a los tres integrantes con muchos ánimos y ganas de trabajar, de lograr que éste órgano autónomo ocupe los primeros lugares a nivel nacional en re conocimiento por su trabajo y ese es el compromiso y el reto que llevemos a cabo”.

Como diría Carlos Marín en el Asalto a la Razón: ¡Chíngale¡

Más demagogia, imposible.

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